Proverbios 3, 1-11:
1 Hijo mío, no olvides mi enseñanza, que tu corazón guarde mis preceptos,
2 porque te prologarán largos días, años de vida y de paz,
3 Que la bondad y la fidelidad no te abandonen. Átalas a tu cuello, escríbela en la tabla de tu corazón,
4 y alcanzarás reconocimiento y aceptación ante Dios y los hombres
5 Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te fíes de tu propio discernimiento.
6 Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.
7 No quieras ser sabio a tus ojos y apártate del mal.
8 Será medicina para tu vientre y jugo para tus huesos.
9 Honra al Señor con tu hacienda y con las primicias de todas tus ganancias.
10 Así se llenarán tus graneros en abundancia y tus lagares rebosaran de mosto.
11 Hijo mío, no rechaces la instrucción del Señor, ni te canses de sus reprensiones, porque el Señor reprende a quien ama, como un padre a su hijo amado.